
La entrada nos costó 3.50€ y no regalaban nada, por lo menos a nosotros...
nada más entrar nos pegó una mezcla de olor en toda la cara de cerveza, vino de tetabrick y olor a sudor que tiraba para atrás.
El lugar era una nave rehabilitada por Heineken cedida para conciertos, el suelo estaba lleno de agujeros tapados con moqueta, las paredes desconchadas y más que un salón del manga parecía una pocilga.
Lo mejor eran los puestos, imágenes, futurama, strike games y fricomic entre otros, de lo que mas había era de NANA, Dragon Ball y Death Note.
De lo poco que vimos sobre el escenario la verdad es que dejo bastante que desear.
La Otaku expresion de la ciudad de las artes del año pasado estuvo mucho mejor.














